Hace varios años soñé con viajar como parte de mi trabajo y este año tuve la oportunidad de hacerlo. Estuve en Chile casi 60 días, y como si fuera un «reality», viví experiencias valiosas que comparto con ustedes.
1. La fuerza interior es inmensa. Cuando hay dificultades, la resiliencia personal nos da la capacidad de levantarnos y reaccionar en pro de nuestro bienestar. A nivel laboral le permite a las empresas construir tejido humano que los soporte esencialmente, cuando se presenten desastres.


2. Lo que más se extraña es la familia. Es lo que nos permite asirnos al mundo como fuente principal de valores. Desde allí, éstos se aplican a los roles profesionales que imprimimos en nuestros equipos de trabajo y proyectos.
3. Lo que más se valora son los amigos. Esa clase de personas que no clasifican como familia, sin embargo por su alto grado de compromiso y amor hacia nosotros, es como si lo fueran. Los diferenciamos de quienes son compañeros de trabajo o colegas, que llegan sólo a este rol, por un valor que hace la diferencia: la confianza.


4. Ser bienvenido en una cultura implica hacer cambios: probar, escuchar, esperar, aceptar y dejar un legado desde nuestro origen. Si en las empresas, sin importar su tamaño se asimilaran los cambios de manera más fluida, los beneficios serían innumerables.



5. Se es ciudadano universal, cuando se hace inmersión en los sistemas de las ciudades. Tuve una grata experiencia probando el sistema de bicis compartidas de Santiago. Solo usé transporte público y las bicis. Más amiga del planeta aquí y afuera, esto me permitió conocer y disfrutar la ciudad en su esencia. De esta misma forma, tuve una inmersión en sectores industriales y de negocios que me permitieron entender como se mueven en otras latitudes.


6. La diversidad cultural alegra (Ecuador, Venezuela, Brasil, Chile, Argentina y Colombia en una sola mesa). Intercambiar con personas de orígenes y culturas diferentes me enriqueció muchísimo como persona, como profesional me permitió identificar lo que construye mi país hacia otros y viceversa. La comunicación y los dialectos son particulares, pero los valores son universales.

7. La comunicación, asi hablemos el mismo idioma, varía según las latitudes y caracteres. Los proyectos, sin importar su tamaño y clase, requieren comunicación y retroalimentación oportuna. Hablar despeja, permite conocer el punto de vista del otro, tener empatía y llegar a soluciones o acuerdos que, casi siempre solucionan conflictos. Contar el rollo para no enrollarse.

8. La cooperación, me permitió ubicarme después de perderme una noche en bicicleta, subir el ánimo cuando las fuerzas menguaron, sentirme acogida en un país diferente. El trabajo en equipo bien hecho genera resultados efectivos y soluciona asuntos que la capacidad individual limita, brinda seguridad y solidaridad. La mayor fortuna de una empresa es su gente.

9. Lanzarse a grandes desafíos nos hace sentir vértigo, pero las satisfacciones que esto deja, aún asi, cuando las cosas no salen como uno las espera, son grandiosas. Pude llevar una de mis creaciones a más de 4000 kms de distancia. El taller del Huevo: Riesgos con controles, seguridad divertida garantizada.


10. Las huellas que se van dejando a nivel personal y laboral, se recogen en el camino, 20 años después y en los lugares menos pensados. El mundo empieza a hacerse pequeño cuando la tecnología avanza, pero nunca ésta última reemplazará la verdadera esencia del ser humano, lo que nos hace “inmaquinables”.


11. Las comunidades son colaborativas. En Ciberseguridad hemos venido uniendo esfuerzos para lograr objetivos comunes y aprender unas de otras. Excelentes ejemplos de ello son APSIC Asociación Colombiana de Profesionales de Seguridad de la Información y Ciberseguridad y SOCHISI Sociedad Chilena de Seguridad de la Información, de lo virtual a lo presencial. Aquí las 2 representadas, por primera vez en directo.

Y la número 12 es la antesala a la siguiente aventura, la expectativa por lo que vendrá. Bienvenidos los comentarios y reflexiones.
Cito completo el párrafo, me siento identificada por todo lo que estoy viviendo hoy día dónde quiero romper barreras de 📣 comunicación pero los egos y muchas aristas del mundo laboral hacen que sea difícil pero no imposible
«7. La comunicación, asi hablemos el mismo idioma, varía según las latitudes y caracteres. Los proyectos, sin importar su tamaño y clase, requieren comunicación y retroalimentación oportuna. Hablar despeja, permite conocer el punto de vista del otro, tener empatía y llegar a soluciones o acuerdos que, casi siempre solucionan conflictos. Contar el rollo para no enrollarse.»
Hola Karen
Gracias por tu comentario.
Es frustrante esa sensación y más cuando se está lejos de un sitio seguro, pero como tú misma lo dices, no es imposible.
Yo opté por dejar registro de este interés en hacerlo, y buscar la estabilidad personal.
Tarde o temprano, el tema se va nivelando.
Un abrazo
Claudia
Querida Claudia. Hermosa descripción de tu experiencia. Estoy segura que dejaste una huella imborrable en quienes tuvieron el placer de conocerte y trabajar contigo. Un abrazo. Emma Beatriz